lunes, 24 de agosto de 2009

La importancia de cómo morirse

Voy a romper mis vacaciones de agosto para poder comentar algo que me lleva más de un mes sofocando taquicardias.

¿Se acuerdan de los Sanfermines pasados? ¿De aquel chico de Alcalá de Henares que murió en uno de los encierros? (veis cómo voy con retraso).

Bien, pues no se le ocurrió a la familia y amigos del fallecido otra cosa que pedirle al alcalde que cambiara de nombre a la plaza donde vivía el chico muerto por el suyo.

Y por qué, me pregunté yo en su día.

Y la respuesta es: porque murió en los Sanfermines.

¡¡Toma ya!! ¡¡Con dos cojones!!

Yo, que le hubiese dado del tirón el premio Darwin van y le quieren poner su nombre a una calle ¿O es que hay algo más absurdo que morirse en una fiesta?
- Al instituto nuevo que van a abrir le van a poner el nombre del chico ese que murió en una fiesta.

- ¿Ah, sí? ¿Cómo es posible morir en una fiesta?

- Es que la fiesta consistía en sentarse en un vidé lleno de pirañas y el chaval se sentó y las pirañas le desgarraron los genitales y murió desangrado.

- Todo un héroe.
Ojo, mis máximos respetos por el fallecido y por todos sus seres cercanos. Nada tiene que ver el respeto por una muerte y todo el sufrimiento de sus allegados con que a éstos se les ocurran estas ideas de bombero retirado.

Por cierto que el alcalde prometió que efectivamente cambiaría el nombre de la plaza. A día de hoy no tengo noticias de que se haya cambiado ¿Alguien sabe si ya se ha aprobado en algún pleno esta modificación?

Días después de ésto ocurrió el atentado de esos indeseables en Mallorca, donde dos guardias civiles murieron.

En su entierro, el presidente del gobierno condecoró los féretros de los fallecidos con la Cruz del Oro al Mérito de la Guardia Civil, que al parecer es la distinción más importante que se le puede dar a alguien de esta institución.

Nuevamente me pregunte ¿por qué les dan la condecoración? ¿por sus flagrantes carreras al servicio de la GC?

La respuesta: pues va a ser que no. Le dan la medalla por morir en un atentado de esta gentuza, independientemente de su carrera en el cuerpo.

¡Oh, gran Dios de la Hipocresía! ¡Líbranos de reconocer a gente destacable por su oficio o humanidad porque aunque debieran tener su hueco en la historia nunca salieron por la tele!

Y es que morirse es fácil, eso lo podemos hacer todos, lo difícil es morirse en unas circunstancias concretas en una sociedad de mentes fáciles.

De ahí que se siga hablando aún de las muertes de Michael Jackson, David Carradine o Jordi Hurtado.