miércoles, 30 de septiembre de 2009

martes, 15 de septiembre de 2009

Me siento seguro

No, tranquilidad, no me ha bajado la regla ni me he puesto ninguna de esas compresas con alas ultrafinas… aunque lo tengo que probar un día a ver qué tal.

Quiero hablar de la seguridad. Mejor dicho de en manos de quién está la seguridad de los ciudadanos en los lugares escondidos, en los submundos de la ciudad. Vamos que voy a hablar de los seguratas del metro.

¿Para qué sirven? ¿Alguien lo sabe? ¿Ha levantado alguien la mano por ahí? ¿No? ¿Nadie se atreve a decir nada? ¡Ah, os he pillado!

Un segurata de metro debe velar por la seguridad del lugar y por hacernos sentir que todo está controlado. Pero más que hacernos sentir seguros lo que nos hacen sentir es risa. ¿De dónde los han sacado? ¿De unas viñetas de un cómic?

La mayoría de ellos están gordos, por lo que cuando tengan que acudir a alguna intervención urgente la vida habrá pasado delante de sus narices mientras hacían por llegar. ¡¡Si es que hasta se quedan extenuados del esfuerzo de subir en las escaleras mecánicas para salir a echarse un cigarrillo!!

Son como los mimos, debes echarle unas monedas para que se muevan pero al contrario que éstos, no les cuesta nada quedarse quietos, les sale así por naturaleza.

En contraposición a estos seguratas están los flacos. Los que van andando de lado porque les pesa demasiado la porra y tienen que abrir el brazo del lado contrario para hacer contrapeso y así poder andar derechos.

De pequeños debieron darles algún susto del que nunca se repusieron y con los nervios aún en el cuerpo no han conseguido engordar un gramo. Llevan bigote para parecer menos vulnerables y enclenques, pero el cómico resultado no pasa de ser un SuperLópez con los calzoncillos por dentro y con ropa reglamentaria.

En un tercer grupo aparece otro extremo: el segurata musculitos. Éste, que proviene de un barrio muy obrero, comenzó a fumar a los nueve años y a drogarse a los trece pero a los veintiséis logró desengancharse gracias a su reinserción como boxeador y a las horas y horas que pasó en el gimnasio improvisado en un local abandonado de su barrio y al que acudían otros pocos como él.

La jornada de trabajo de éstos consiste en la ardua tarea de mirarte de frente cuando sales mientras no paran de mascar chicles con la boca abierta y mantienen las manos a ambos lados de la hebilla del cinturón, bien erguidos como si de unos militares expulsados del ejército se tratase. Dicen las malas lenguas que Trex y Orbit están detrás de su contratación y que incluso son los que les pagaron el curso de Vigilante de Seguridad.

Luego están esos perros que llevan y que comparten los seguratas de todos los tipos. Esos pastores alemanes tan obedientes siempre con el bozal y erguidos al lado de quien lleve la correa. Parecen perros preparados pero si los dejan sueltos comienzan a dar vueltas sobre sí mismos intentando atraparse el rabo. Se pueden tirar horas así... y es que al final los animales terminan pareciéndose a los dueños.

Aprovechándose de los perros, los seguratas flacos los usan para ir de un lado a otro montados a caballito y así no cansarse demasiado, ya que con tan pocas fuerzas es posible que caigan desmayados en cualquier pasillo y sean atendidos por los viajeros.

Pero sean del tipo que sean, todos llegan a casa con su mujer y con la satisfacción de un día de trabajo bien hecho:
- ¿Qué tal ha ido el día?

- Hasta arriba. Sin parar un segundo, como siempre. Harto de todo lo que hay que controlar. Hoy casi le pego una paliza a un negro.

- ¿Y eso? ¿Era un carterista? ¿Intentó salir corriendo? ¿Opuso resistencia?

- Nah... el tío salía tranquilamente a la calle y le pedí el billete en un control rutinario para comprobar que no se había colado y ...

- Y no lo llevaba porque se coló y cuando se encaró contigo casi le arreas.

- No, no. Llevaba el billete así que me quedé con las ganas.
Y es que un segurata lleva desde pequeño la vocación de proteger a las personas y hacer del mundo un lugar mejor, poniendo en juego su vida y arriesgándose a cansarse y sudar si fueran testigos de una situación extrema, lástima que el mayor tiempo lo pasen de espaldas hablando con la taquillera y no se den cuenta.

Para colmo tienen que cargar con la mala imagen que tiene la gente de ellos que piensan que odian a los negros y a los maricones y que se dedican a esto porque son cortos de entendederas y así compensan su complejo de inferioridad. Si alguna vez actuaron de una manera poco conveniente fue fruto del estrés provocado por indicar a las viejecitas dónde está el ascensor y la tensión de que en cualquier momento les puedan llamar por el walkie-talkie para que no se pierdan a una tía en minifalda.

Y es que la seguridad en el metro me hace sentir seguro. Estoy seguro de estar inseguro.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Lucía también habla de Belén

Sí, habla de Belén Esteban. Y quien habla de ella es Lucía Etxebarría, esa escritora gafapasta con cara de haber sido hecha a partir de un molde de madalenas y con voz de pitufo averiado (me apetecía meterme gratuítamente con ella) le ha dedicado no uno, sino dos posts en su blog de ADN.es.

La afamada plagiadora que ha escrito libros de temática tan variada que abarcan desde la posición de la mujer actual hasta el poder de la mujer en el siglo 21, se echó las manos a la cabeza hace una semana porque un diario llamó a La Esteban "princesa de tele". Sí, la tiparraca ésa sale mucho por la tele, en todas las cadenas y a todas horas. Pero que tú interpretes que la tele la intenta "proponer como modelo social" tiene delito; es triste pero esa tía da dinero, mucho dinero.

Sí, tía. Cobra más que Zapatero y un montón de artistas y deportista también cobran mucho, muchísimo más que Zapatero. Pero mira, viven en un mundo en que les pagan por el dinero que generan (si el sueldo de ZP se tuviera que medir así también...). Jode, claro que jode a los que nos lo curramos todos los días. Pero también jode que el Congreso esté todos los días vacíos porque la gentuza de políticos que tenemos solo van a las votaciones importantes y encima tienen un sueldo público. Dices que ZP no se ha hecho famoso por grandes frases como "Sonsoles, cómete el pollo", pero creo que este presidente se quería follar a Putin o algo así. Algo también digno de Cervantes ¿no crees?

Te compadezco, chiquilla, porque es a ti a quien deberían haber nombrado "princesa", pero no te preocupes porque "te puedes sentir hoy ¡princesísssima! Que seguro que lo vales y también te lo mereces".

Hoy lunes Lucía ha vuelto a repetir tema. No se ha podido resistir a dárselas de lista y de vidente, de hecho pide una bola de cristal. Sí, se nota que el tema de Belén Esteban le repatea y que una ignorante cobre infinitamente más que ella debe ser muy doloroso para alguien tan cultivada. De hecho te alegras de sus males, así has titulado el post de hoy. Y es que Lucía, psicóloga en sus ratos libres ve claramente que Andreíta será "una persona con problemas de identidad y autoestima". Ay, que cree el ladrón que todos son de su condición.

Pues mira tía, ya has escrito dos veces sobre ella. Y como a lo que dices no le encuentro pies ni cabezas ni le encuentro sentido supondré que lo has escrito para que alguien te lea, yo entre ellos. Bien por ti y porque por la audiencia todo vale, también la tuya.
Fuentes:
  • Cómete este pollo (14/09/2009)
    [http://www.adn.es/blog/lucia_etxebarria/opinion/20090914/POS-0001-Comete-pollo.html]
  • Princesas (07/09/2009)
    [http://www.adn.es/blog/lucia_etxebarria/opinion/20090907/POS-0001-Princesas.html]

PD: Ya me queda menos para completar la lista.

domingo, 13 de septiembre de 2009

La raza de las plantas

Es como si a un negro lo pintaran de blanco. Aunque sea blanco tú lo ves y dices: es negro. Pues a las plantas les pasa lo mismo en las hojas.
Floristero de mi barrio
Tres hojitas, madre, tiene el arbolé

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un homenaje

... a esas series de televisión que reflejan con tanta fidelidad las preocupaciones y situaciones tan comunes de la adolescencia.